Utopía II by Mario Escobar

Utopía II by Mario Escobar

autor:Mario Escobar [Escobar, Mario]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Aventuras, Intriga
editor: ePubLibre
publicado: 2020-09-28T00:00:00+00:00


27

Ciudad del Vaticano, Roma, Italia

* * *

Cuando el jefe de la Guardia Suiza aseguró al secretario del papa que Pablo de Roma había escapado, lo primero que se le pasó por la cabeza a George Gänswein fue terminar con la vida del papa, pero prefería ser cauto. En lugar de eso llamó al grupo de operaciones especiales de la Guardia Suiza; entre ellos estaba la soldado Stefania Miller, la primera mujer en entrar en el cuerpo de élite del Vaticano.

Dos hombres y la mujer acudieron de inmediato con su uniforme de campaña hasta el despacho del secretario. Ellos no llevaban el colorido uniforme diseñado en el siglo XVI.

—Señor secretario —dijo la mujer, que parecía la más dura de los tres guardias suizos.

—Tengo un trabajo difícil y discreto para ustedes —dijo George Gänswein—. No deben informar a nadie, ni siquiera a sus superiores. ¿Entendido?

—Sí, señor —contestaron al unísono.

—Deben capturar vivo o muerto al fraile Pablo de Roma. Alguien del Vaticano lo ha ayudado a escapar. Descubran de quién se trata y elimínenlo también.

—Ok. Entonces. ¿Tenemos carta blanca?

—Por supuesto —respondió el secretario.

Los tres guardas salieron del despacho y se dirigieron directamente a la sala de control de vídeo de toda la ciudad. Tenían que ver quién había salido y entrado del Vaticano en las últimas horas.

—Hola, Stefania —dijo el encargado de las cámaras, un hombre grueso y sudoroso que siempre parecía desnudarla con la mirada.

—Paolo, necesito que me saques las imágenes de los coches que han abandonado el Vaticano en las últimas dos horas.

El hombre frunció el ceño. Estaba acostumbrado a comer todo el día y mirar vídeos en su teléfono. No le hacía gracia recopilar la información y pasar al menos una hora revisándola.

—Órdenes de muy arriba —insistió la mujer—. Es muy urgente, te traeré unos donuts la próxima vez que venga.

El hombre tomó las grabaciones de todas las puertas y comenzaron a verlas simultáneamente.

—Hay muchos proveedores, camiones de reparto. Tenemos 805 habitantes censados, pero hay muchos más que pasan unos días en la ciudad. Muchos traen coche y será difícil.

—Quiero que te centres en los coches de los empleados. Me interesa cualquier detalle que llame la atención.

Paolo estuvo un buen rato mirando todos los monitores. De vez en cuando paraba las imágenes y hacía un comentario sobre la persona. Hasta que llegó a la imagen en la que el capitán Felice Gallo salía con su descapotable.

—¿Por qué te has parado con el coche de Felice? Se ve que está solo —dijo la mujer soldado.

—Sí, pero lo conozco bien y nunca termina su turno antes de la tres de la tarde. Algunos días para por aquí para charlar un rato antes de irse. Será mejor que lo llaméis. Si no os coge el teléfono, habrá que buscarlo.

La mujer pidió el número del capitán, intentó llamarlo un par de veces pero sin conseguir que cogiera el móvil.

—Es muy poco corriente que un gendarme del Vaticano no coja el teléfono —dijo Stefania Miller—. Podría ser nuestro hombre. ¿Puedes pedir a las autoridades de Roma que vigilen el coche y nos indiquen qué ruta tomó?

El hombre frunció el ceño.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.